Historia de las investigaciones

Plano de la area de Toro Muerto hecho por Baltazar Zapater. Fuente: Eloy Linares Malaga, Prehistoria de Arequipa, Tomo I, ed. UNSA, Arequipa, 1990, p. 25.

El terreno perteneció a un Agrimensor Público llamado Baltazar Zapater, quien pusiera como nombre a su Hacienda “Toro Grande Muerto” (1894-1901).

Este sitio fue publicado por primera vez (como un descubrimiento cientifico) en 1951 por el doctor Alberto Fuentes Llaguno, pero era claro que la gente local conocía perfectamente de su existencia.

 

El primer trabajo importante en Toro Muerto fue realizado por el arqueólogo arequipeño Eloy Linares Málaga, de la Universidad Nacional de San Agustín en las décadas de los 50 y 60. Linares documentó muchos de los petroglifos, dibujando una parte sustancial de las imágenes que según él serían ritos grabados en la roca. Los resultados de su investigación fueron publicados con el título los “Los Petroglifos de Toro Muerto“, publicado en 1974. Durante los trabajos de campo participaron, el geólogo Dr. Rómulo Cárdenas y el experto en arte Dr. Gustavo Quintanilla Paulet, que además fue camarógrafo. Durante los trabajos, reportó el hallazgo de una momia y un manto policromo, tejidos con lana de camélido (que se exhibe hoy en el Museo de la Universidad San Agustín), así como otros objetos de arcilla, madera, malacológico, entre otros. Además, recolectó pequeñas láminas de metal (oro, plata, cobre) con representaciones de animales.

Fuente: Eloy Linares Malaga, Prehistoria de Arequipa, Tomo I, ed. UNSA, Arequipa, 1990.Fuente: Eloy Linares Malaga, Prehistoria de Arequipa, Tomo I, ed. UNSA, Arequipa, 1990.Fuente: Eloy Linares Malaga, Prehistoria de Arequipa, Tomo I, ed. UNSA, Arequipa, 1990.Fuente: Eloy Linares Malaga, Prehistoria de Arequipa, Tomo I, ed. UNSA, Arequipa, 1990.Fuente: Eloy Linares Malaga, Prehistoria de Arequipa, Tomo I, ed. UNSA, Arequipa, 1990.Fuente: Eloy Linares Malaga, Prehistoria de Arequipa, Tomo I, ed. UNSA, Arequipa, 1990.

En 1965, la Misión Peruano-Alemana de Investigación arqueológica, continuó el estudio de la parte noroeste de los petroglifos, empleando claves y fichas especiales gracias al apoyo de la Deutscheforschungsgemeinschafft Bonn. Por ese mismo tiempo, el Dr. Henry Reichlen, Director de la Misión Arqueológica Francesa en el Perú, iniciaba un trabajo en los petroglifos por orden de la Casa de la Cultura del Perú.

Asimismo, el especialista francés en petroglifos J. Placet, afirma que las piedras sobre las que se grabaron las imágenes pertenecerían a una toba dasitica, producto de la erupción de un volcán que bien pudo ser de Chachani como el Coropuna; esta erupción habría ocurrido en la era terciara. Del examen microscopio se concluye que el material sobre el que se grabó, lo forman un derrame traquítico, errático de matriz vacuolar, y en cuya estructura hay cristales de mica y sanidina (J. Placet citado por Málaga 1970: 90).

También en la década de los 50 trabajó en esta zona el investigador alemán, Hans Dietrich Disselhoff, quien entregó una documentación principalmente fotográfica. Más tarde escribió un libro de difusión cultural “Dios debe ser Peruano“, en lengua alemana. En este libro, expresa su gratitud por el Perú. La obra de Disselhoff, sirvió para atraer a turistas y entendidos en la materia. De esta manera, llegó a la ciudad de Arequipa la experta en petroglifos, Dra. Ruth Hanner, Directora del Museo Petrograbados en Kakay Isla Polinesia, y la etnóloga Sra. Elena Hosmann de Buenos Aires, Argentina.

Otro estudioso, el Dr. Hans Horkheimer notable arqueólogo alemán, estuvo también en el lugar, en noviembre 1963.

Antonio Nunez JimenezEloy Linares MalagaHans Dietrich DisselhoffHans HorkheimerMaarten van Hoek

Actualmente Toro Muerto es reconocido como uno de los mayores sitios con arte rupestre en el mundo. Durante su investigación, Málaga, registró no sólo los petroglifos, sino también fragmentos de cerámica, material orgánico y herramientas de piedra (de retoque bifacial). Aunque la presencia de herramientas de piedra indica la evidencia de que en la zona también existieron vestigios de grupos muy tempranos (Málaga los llama paleo-indias). Sus estudios sumados con análisis radio-carbónicos realizados por el centro de Hannover (Linares Málaga, 2005: 16) han demostrado que el primer grupo cultural que habría utilizado el área fue el de los Wari; posteriormente, otro grupo que habría ocupado parte de esta zona, eran los Chuquibamba, quienes eran representantes de grupos Cusqueños1.

En los años 80, la investigación en Toro Muerto continuó y fue el Dr. Antonio Núñez Jiménez, quien analizó los contornos blanco y negro en los relieves y ofreció la primera interpretación de estas representaciones. Según él, la enorme acumulación de petroglifos era porque el sitio fue un importante centro ceremonial. Los temas recurrentes son principalmente figuras humanas, de animales (camélidos, caninos, zorros, serpientes, aves), plantas y estatuas geométricas. Típicamente, estos motivos están dispuestos en escenas complejas (Linares Málaga 1990: 448).

En 1986 en Cuba se realizó el Primer Congreso Mundial de Arte Rupestre, presidido por el Dr. Núñez Jiménez. Fue él quien propuso que se declare a Toro Muerto como el “más grande repositorio de arte rupestre en el mundo” y que se postulara este sitio como “Patrimonio de la Humanidad” en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Algunos investigadores se comprometieron a tratar de interpretar estos relieves iconográficos, así como las funciones de los ritos y el papel que podrían desempeñar dentro de su cosmovisión, además de los rituales de la población local en los diferentes períodos de uso2.

A principios del siglo XXI, la investigación en Toro Muerto llevó a Maarten van Hoek, un miembro de la Sociedad Escandinava de Arte Prehistórico (Scandinavian Society for Prehistoric Art), centrarse en el análisis de determinados elementos de los ritos: antropomorfos y zoomorfos. Declaró, que las personas presentes simbolizan danzantes en inusuales posiciones. Consideró también, que los elementos geométricos situados en las actuaciones de la gente pueden simbolizar su clamor, aunque es posible que también significaran la lluvia. Algunas presentaciones más como esqueletos de los cuerpos humanos podrían simbolizar enfermedad o muerte.

En contraste, muchos zorros presentes, cóndores y llamas pueden, de acuerdo con el investigador, simbolizar la fertilidad y la abundancia (Van Hoek 2005: 74).

Interesante para los investigadores es el hecho de que muchos de los espectáculos parecen ser destruidos intencionalmente. Quizá fueron desdibujados para mostrar la caída del hombre a causa de desastres naturales en curso desde hace muchos años (sequía a largo plazo y las inundaciones debido al efecto de El Niño en los años 1000 a 1500 D.C.).

En los últimos años, la prospección de superficie realizada en Toro Muerto de la Magister Daria Rosińska de la Universidad de Wroclaw y Luis Héctor Rodríguez Díaz, destacaron el sector residencial, cementerio, descanso (pascana) y canales de riego. Llegaron a la conclusión de que estas formas arquitectónicas y la presencia en las placas pintadas de blanco indican que el lugar fue utilizado por la gente de la cultura Wari (800-1200 D.C.) y Chuquibamba-Aruni (1000-1400 D.C.). Otros investigadores también atribuyen a este sitio una importancia ceremonial.

Fuente: Daria Rosińska, Luis Hector Dias Rodriguez, Diversidad arqueológica en Toro Muerto, sur del Perú. En: Tambo. Boletín de arqueología, 2008, No. I, p. 83-98.Fuente: Daria Rosińska, Luis Hector Dias Rodriguez, Diversidad arqueológica en Toro Muerto, sur del Perú. En: Tambo. Boletín de arqueología, 2008, No. I, p. 83-98.

1. “Según el análisis de Carbono 14 realizado en Hannover, Alemania y de acuerdo a los estudios realizados por distintas misiones científicas peruanas y extranjeras, la primera cultura que llegó desde Ayacucho, fue la Wari entre 800 y 1200 D.C.; la segunda siguió el curso río Colca o sea la Collawa y que es la de Condesuyos – Chuquibamba entre los 1200 y 1300 D.C.; la tercera fue la Cusqueña entre 1300 y 1539 D.C. o sea los Incas” (Linares Malaga, 2005: 16).

2. “Gran variedad de figuras humanas; especialmente danzarines, multiplicidad de animales entre los que sobresalen camélidos llama, alpaca, vicuña y huanaco (…) perros, zorros, ratones, serpientes, etc.; cantidad y variedad de aves (…) las figuras geométricas (…) Es constante la presencia de zigzags, líneas paralelas, cuadrados y rombos”. Existen también figuras mitológicas y simbólicas como aquellas del “fardo funerario” o el Tuerto; figuras estelares como la representación de la “Vía Láctea” (…) también existen figuras en proceso de elaboración, etc.” (Linares Málaga, 2005: 17).